Encontrar remolacha fresca, durante años ha sido toda una odisea - hervida y embolsada- la que quieras, pero fresca, asunto complicado a no ser que te la encontraras en algún mercat de pagès.
Por suerte, las cosas han cambiado y ahora ya la voy viendo cada vez mas por el barrio, dos fruterías cercanas suelen tenerla, bueno, en realidad una, la segunda digamos que no cuenta, porque las que tienen están de pena, blandas y con las hojas marchitas.
Las hojas también suelo comérmelas, así que ya os podéis imaginar mi locura en busca de "la remolacha perfecta".
Comerla fresca es lo que mas me gusta, pero una buena sopa tampoco la rechazo.
Mi primera sopa de remolacha la tomé en Varsovia, en un bar mleczny ( bares de leche).
Los mleczny son unas cantinas originarias de la época comunista, autenticas reliquias que ofrecían diversas especialidades de la gastronomía popular polaca a bajo precio para los sectores de población mas desfavorecidos. El ambiente tipo hospicio de estos singulares establecimientos, te deja de todo menos indiferente.
Al entrar lo primero que llamaba la atención es el pedazo de panel colgado- mas propio de una estación de trenes- en el que tenían apuntado el menú ( en polaco, por supuesto)
Lo siguiente en lo que te fijas: las cantineras, mujeronas potentes vestidas de blanco, serias, a su faena y con cara de pocos amigos.
Y la mecánica de lo mas sencilla: pedías lo que querías, pagabas, te daban tu ticket y cuando estaba listo ibas a la ventanilla a buscarlo,cogías unos cubiertos, te sentabas, comías y al teminar, recogías tu mesa.
Aunque ha llovido un poco desde que fuimos, estos lugares a día de hoy aún existen, con una imagen mas amable y a pleno rendimiento. Desgraciadamente la crisis está haciendo que cada día mas gente sin recursos vaya a ellos…. mala señal.
Tus dibujos so tan tiernos y entrañables como tus amigurumis!
ResponderEliminarDisfruta del relax......mientras puedas ;)
Un besito.