Reflexionando en voz alta, sobre cosas mínimas,
A veces pensamos que los grandes regalos son la mejor opción. En Navidad la tentación de comprar algo desmesuradamente mayúsculo es fuerte, en especial cuando se trata de regalar a los niños. Grandes muñecas, grandes camiones, grandes peluches... Todo muy grande, que así parece mas y mejor...
Una buena forma para no sucumbir a la desmesura, podría evitarse aplicándonos este viejo refrán:
En tarro pequeño,la mejor confitura
De hecho creo que lo podríamos adaptar a casi todos los aspectos de la vida,
No importa lo pequeños que sean tus regalos, si están llenos de amor ya son muy grandes.
La intención es lo que cuenta :)
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